En esta noche fría que muchos pastores pasan al raso, en la debilidad y pequeñez de un niño recien nacido, resplandece la bondad de Dios, su misterio de amor y proximidad, la alegría y el calor de su luz capaz de devolvernos la esperanza. Es preciso contemplar, sin destraerse, con María y José, la desagarradora infancia de Dios. Es necesario dejarse empapar por su ternura y su modo de traer salvación al mundo. Él transforma nuestra mirada. Él nos reúne en esta noche. Él nos invita a contagiar esta alegría.
Contigo me acerco al portal, deseando que Jesús nos mantenga unidos y nos haga testigos de esta Buena Noticia para nuestra gente. A las 20 h lo celebremos en la misa del gallo en nuestra parroquia.
Un abrazo y feliz navidad.
27 diciembre 2013 en 03:10
Para todos, la navidad nos traiga, Paz< A mor y bendiciones porque Dios nos tiene con vida, para recibir con alegría la llegada del niño Jesús.